El legado de la Villa de las Telas by Anne Jacobs

El legado de la Villa de las Telas by Anne Jacobs

autor:Anne Jacobs [Jacobs, Anne]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2016-03-31T16:00:00+00:00


23

—Siento mucho la espera, viejo amigo —dijo el abogado Grünling al tiempo que le tendía la mano a Paul con jovialidad—. Ya sabes, un imprevisto. Una clienta a la que no podía rechazar.

—Claro, claro.

Paul le estrechó la mano y puso al mal tiempo buena cara. ¿Qué remedio le quedaba? Mientras esperaba en la antesala sentado en la butaca tapizada de terciopelo, había oído parte de la llamada de Grünling. Una clienta… tal vez. Es cierto que no podía rechazarla, pero sin duda el supuesto imprevisto era de índole privada. Grünling, tan frívolo, estaba concertando una cita.

—Siéntate, querido. ¿La señorita Cordula te ha servido un café? ¿No? Eso es inadmisible.

Paul logró impedir que a la guapa secretaria le cayera una reprimenda. Se lo había ofrecido varias veces, pero él rechazó la oferta.

—Ya he tomado dos tazas en la villa y otra en la fábrica. Con eso debería bastar.

Grünling asintió satisfecho y se sentó a su escritorio. Era un mueble extraordinario, barroco de Gdansk, la piel de color verde oscuro, un vade con un estampado oriental. Tras él, Grünling parecía un pequeño mono con gafas. Sobre todo en ese momento, con las manos sobre la barriga.

—¿En qué puedo ayudarte?

Paul procuró mantener una postura relajada. Hacía muchos años que Grünling trabajaba para la fábrica de paños Melzer como asesor jurídico. En su momento, su padre lo eligió porque, en palabras de papá, era un zorro astuto. Y discreto. Eso era muy importante.

—Necesito consejo, Alois. Se trata de un asunto personal.

—Entiendo —contestó Grünling sin dar la más mínima señal de sorpresa.

Claro que no le sorprendía. En Augsburgo era un secreto a voces que el matrimonio Melzer no se encontraba en su mejor momento.

—Necesito algunos detalles sobre… el proceso de divorcio. Solo por saber. Para estar preparado para posibles coyunturas.

Grünling siguió inmutable, se irguió y apoyó los brazos en el escritorio.

—Bueno. Este año el proceso de divorcio ha sufrido una profunda modificación por ley parlamentaria. El planteamiento es que el matrimonio se mantenga lo máximo posible y el divorcio sea el último recurso.

—Sin duda.

—La principal novedad es el añadido de que el hombre y la mujer son iguales. Por desgracia, durante los últimos años cada vez son más las mujeres que hacen uso de la opción del divorcio. Una triste consecuencia de la actividad profesional femenina. —Grünling se colocó bien las gafas y se levantó para coger los textos legales, guardados en un archivador—. La responsabilidad sigue siendo del tribunal regional. El demandante necesita un motivo de peso para obtener el divorcio. El divorcio de mutuo acuerdo, como exigen algunos diputados de la izquierda, tampoco existirá en el futuro.

—¿Y qué se aceptaría como «motivo de peso»? ¿El adulterio?

El abogado hojeó los papeles, puso el dedo sobre un renglón en algunos puntos, movió los labios sin emitir sonidos y siguió pasando páginas.

—¿Cómo? ¡Sí! El adulterio, por supuesto. Pero hay que demostrarlo y respaldarlo con declaraciones de testigos. Y, aun así, luego hay una comparecencia de expiación ante el tribunal administrativo a la que deberían presentarse el demandante y el demandado.



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